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lunes, 28 de marzo de 2011

¿Cómo se aprende a estudiar?

La falta de organización y concentración son algunos de los errores que dificultan el aprendizaje.
"Es muy listo, pero no aprueba", "estudia mucho, pero luego suspende". Sentencias como éstas se escuchan a padres cuyos hijos en edad escolar no obtienen los resultados académicos deseados. Las causas de este bajo rendimiento no hay que buscarlas siempre en la capacidad o en la inteligencia de los estudiantes. A menudo, el origen del problema es diferente: no saben estudiar.

En su libro "Aprender a estudiar, no es imposible", el profesor Joaquín Almela define el término "estudiar" como una situación en la que el estudiante debe "situarse adecuadamente ante unos contenidos, interpretarlos, asimilarlos y retenerlos para después poder expresarlos en una situación de examen o en la vida práctica". El problema surge cuando el alumno tiene dificultad para llevar a cabo una o varias partes de este proceso de forma efectiva.

Las dificultades se pueden corregir, pero debe hacerse a tiempo para que no se conviertan en un hábito.


Estas dificultades pueden residir en características personales del alumno, como la falta de atención o la mala memoria, en actitudes hacia el estudio, como el desinterés o la desmotivación, en cuestiones organizativas, como la falta de método, técnicas y estrategias de aprendizaje, o en aspectos ambientales, como la carencia de un lugar adecuado para estudiar o la abundancia de distracciones en el entorno. Todas estas dificultades se pueden corregir de forma sencilla, lo importante es hacerlo a tiempo para que no se conviertan en un hábito que marque la trayectoria académica del estudiante durante su vida escolar.
Analizar la situación

El primer paso que deben dar los progenitores, junto con los propios estudiantes, es analizar de forma detenida los diferentes problemas que detecta el alumno al estudiar. El escolar que obtiene bajas calificaciones no es el único que tiene dificultades, también puede tenerlas quien, a pesar de conseguir buenos resultados, ha tenido que realizar un esfuerzo mayor para alcanzarlos.

En este proceso de análisis deben intervenir los docentes o los tutores. Las dificultades pueden originarse en el momento de abordar el estudio en casa, pero también pueden tener de base una actitud errónea en clase. Estos profesionales son un apoyo esencial para obtener recomendaciones sobre estrategias, técnicas y recursos idóneos para estudiar de forma efectiva.
Errores habituales

Cada estudiante es único, pero en función de sus dificultades de estudio pueden definirse varios perfiles: quien estudia mucho y no aprueba, quien estudia bien pero falla en los exámenes, quien no quiere estudiar... Según estas tipologías, las dificultades o los errores pueden residir en unos u otros aspectos:

* Método de estudio: como afirma Ramón González Cavanach, en su obra 'Estrategias y técnicas de estudio', una de las razones por las cuales un alumno no es un buen estudiante puede ser "abusar de técnicas y estrategias simples centradas en la repetición y el repaso, en detrimento de otras más complejas como la elaboración de esquemas o la construcción de supuestos". Los especialistas recomiendan revisar este aspecto metodológico, sobre todo, en los casos de alumnos cuyo rendimiento al estudiar no se refleja en los resultados. Un uso adecuado de las principales técnicas de aprendizaje permite diminuir el tiempo de estudio y aumentar la habilidad para comprender la información.

* Concentración: en ocasiones, el alumno tiene voluntad de estudiar, pero no es capaz de concentrarse en sus tareas. En estos casos, hay que revisar y eliminar los elementos de distracción que pueden provocar esta falta de concentración y proporcionarle un lugar de estudio adecuado alejado de las disrupciones.

* Planificación: la abultada agenda de actividades extraescolares que atienden cada día muchos estudiantes impide que cuenten con el suficiente tiempo para organizar su estudio. Un alumno tachado de perezoso, en ocasiones es tan solo un alumno cansado, sin ganas de estudiar después de una jornada agotadora. Es necesario que los padres y alumnos planifiquen un horario realista, adaptado a la edad del niño y su perfil, que le permita adoptar una rutina de estudio eficiente.

* Comprensión: algunos estudiantes son incapaces de estudiar de forma eficiente porque carecen de la base necesaria para entender la materia. Estos casos, más frecuentes en alumnos que cambian de nivel o de centro, necesitan una intervención del tutor o docente, que oriente a los padres y al alumno sobre los contenidos que debe reforzar para ponerse al día en la asignatura.

* Motivación: la falta de interés y una actitud negativa hacia los estudios es una de las principales causas del fracaso escolar. Desde el entorno familiar, los progenitores pueden motivar a sus hijos si muestran interés por sus tareas, participan en ellas y expresan satisfacción ante sus logros. Por otra parte, los docentes en el ámbito académico pueden utilizar distintas estrategias motivadoras que ayuden a despertar el interés del alumno por las materias y fomente el sentimiento de competencia.

* Ansiedad: distintas actitudes mentales como la inseguridad, el nerviosismo y la ansiedad pueden provocar que un buen alumno sea incapaz de demostrar sus conocimientos en el momento de enfrentarse a un examen. Se debe enseñar a estos estudiantes a preparar la mente para el examen, fomentar la confianza y seguridad en sí mismos y evitar que cometan errores frecuentes, como estudiar de forma desmesurada el día anterior, dormir poco o alimentarse mal.

Por: Marta Vázquez-Reina en http://www.consumer.es/web/es/educacion/escolar/2011/03/09/199299.php

viernes, 25 de marzo de 2011

domingo, 6 de marzo de 2011

Los "Quizes" bien elaborados si funcionan


Pueden reforzar el proceso de aprendizaje, siempre y cuando permitan proponer y argumentar.


Los tradicionales quizes o evaluaciones, que se consideran casi un recurso del pasado, pueden ser herramientas valiosas en el proceso de aprendizaje como método eficaz para fijar mejor la información estudiada, si se aplican de manera periódica.

Esto, según los resultados de dos estudios publicados recientemente en la revista especializada 'Science', que aseguran que su efectividad está por encima incluso de otros sistemas como el repaso del material o la elaboración de mapas conceptuales.

Sin embargo, según algunos especialistas colombianos en pedagogía, para que estos funcionen realmente deben ser concebidos no para medir la memorización de los conceptos, sino para aplicar estos de manera práctica.

"Es un tema bastante polémico porque efectivamente los mismos términos de 'fijar conocimientos' lo remiten a uno a la memoria, pero eso no es aprender, es recordar y no garantiza la comprensión. La parte positiva es que el aprendizaje escolar requiere la memoria, lo que haría pensar que es una hipótesis parcialmente cierta", explica Rosa Julia Guzmán, directora de la maestría en Pedagogía de la Universidad de La Sabana.

Agrega que el desarrollo de la memoria ha sido dejado un poco de lado por la educación en los últimos tiempos, pero es un proceso importante que debe ser asumido no como un fin, sino como un medio para buscar la comprensión.

La otra cara

En este sentido, Elizabeth Riveros, experta en pedagogía, afirma que estas pruebas pueden funcionar siempre y cuando se conciban como evaluaciones abiertas, no necesariamente escritas, realizadas periódica y constantemente, y sin las restricciones que aún se acostumbra en las instituciones educativas, por ejemplo la negativa a consultar las notas.

"Creo más en los test de preguntas abiertas, que me hagan resolver un problema y yo deba hacer una propuesta y argumentarla porque, de esa manera, estoy generando y produciendo cosas nuevas. Los de preguntas cerradas no permiten que una persona produzca conocimiento y argumente", explica.

Por su parte, Héctor Botero Medina, coordinador de Kumon Colombia, un instituto con más de 50 años de experiencia dedicado a complementar la educación tradicional en las áreas de matemáticas y español que utiliza esta metodología, asegura que los test o evaluaciones parciales juegan un gran papel dentro del proceso de aprendizaje.

"Evalúan no solo el nivel de retención que logró un alumno sobre un tema determinado, sino que miden el nivel de profundidad con el que el docente compartió las informaciones con sus alumnos. Un test aplicado al poco tiempo en que fue compartida la información sirve de práctica y de aplicación de los conocimientos adquiridos", asegura.

Agrega que estos se afianzan con la práctica y con la realización de rutinas que ejerciten la actividad cerebral. Cuando se desarrolla un quiz o un taller que mide las informaciones compartidas una semana atrás, de cierta manera se están llevando a la práctica los contenidos estudiados.

"Pensamos que la evaluación permanente, no semestral ni bimestral por ejemplo, favorece la retención del conocimiento, y partimos de la base de que lo que no se aplica no se aprende y que lo que no se utiliza se olvida", puntualiza Botero.

Tomado de: http://www.eltiempo.com/vida-de-hoy/educacion/los-quizes-bien-elaborados-s-funcionan_8966981-4

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